El Jardín de Ana.

Antes de nada me gustaría decir que no soy una profesional, que sólo soy una aficionada loca por las plantas. 

Quiero comenzar con un gran clásico un poco arrinconado y olvidado. ¿Quién no recuerda esos patios de las abuelas llenos de esas bonitas y lucidas plantas; las BEGONIAS.

En La Palma siempre hubo tradición por su cultivo y mucha cantidad de especies, algunas auténticas joyas, muy difícil de encontrar en viveros. Siento verdadera locura por ellas.

Recorrí mi pueblo buscándolas y gracias a mis vecinas tengo una pequeña colección. Siempre digo que son más que plantas, son recuerdos y sabores de mi infancia y como me gustaba comer sus flores.

Fotografía . Patio de Doña Nieves.

Es uno de los géneros mayores, después de las orquídeas, y muy extendido; crecen en zonas tropicales de África, América y Asia. Se pueden dividir en tres grandes grupos según su raíz:

• Tuberosas. Con flores muy vistosas. A mí, particularmente, son las que menos me gustan, ya que son anuales, es decir, en invierno suele desaparecer su parte aérea, hasta la primavera que vuelven a brotar. 

Fotografía de Archivo.

• Rizomatosas (con tallo subterráneo). Entre ellas se encuentran las rex, más apreciadas por sus hojas de colores llamativos y metálicos que por su flor, que es más insignificante. 

Fotografía. Begoña Rex de Doña Nieves.

• Fasciculadas (cuyas raíces secundarias crecen igual que la principal). Florecen en ramilletes, algunas durante todo el año. Se pueden dividir en tres grandes grupos: arbustibas, semperflorens y las de caña. 

Fotografía. Anita Roseane.

Son plantas fáciles de cultivar, sobretodo, contando con nuestro buen clima palmero. Podemos plantar tanto en suelo como en maceta. Necesitan mucha humedad ambiental y que el sustrato no llegue a secarse del todo. Podemos utilizar una mezcla de tierra, turba y picón de volcán que ayudará a mantener la humedad sin que se llegue a encharcar. Si controlamos esto estaría casi todo hecho para tener una planta sana y sin hongos, que son su mayor problema. Evitar las corrientes, pero sí que tienen que estar bien aireadas. Debemos colocarlas en un lugar protegido del viento, ya que sus hojas son delicadas.

Con muchas luz, podemos exponerlas más o menos al sol, dependiendo de la variedad, siempre sol de mañana y tarde. Suelo abonarlas con estiércol antes de la primavera. También va bien humus de lombriz. Alguna vez que otra empleo abono floral. Generalmente no necesitan poda, a no ser que sea una planta envejecida, pero sí que es importante quitar ramas, hojas y flores ya estropeadas. Se deben trasplantar cuando ya su maceta le quede pequeña o estén muy apretadas sus raíces. Se pueden multiplicar por semillas, pero lo más fácil es por esquejes, división de rizomas o a partir de hojas.

Para multiplicarlos por esquejes u hojas los podemos poner en agua hasta que echen raíz o plantar directamente en turba manteniendo la humedad hasta que broten, momento en el que cambiaremos al sustrato habitual.

Pueden aparecer plagas y enfermedades:

Hongos, como oidio y brotitis, a causa de mucha humedad y altas temperaturas. Sería conveniente sanearla y ponerla en zonas más ventiladas. Hay fungicidas para combatirlos, pero si no cambiamos su nivel de humedad volverían a aparecer. ​

Hojas con bordes resecos: puede deberse a falta de humedad ambiental.

También podemos tener problemas con bichitos, como babosas, caracoles o gusanos. No soy mucho de utilizar productos químicos. Hay algo que está muy de moda en el cultivo ecológico, la tierra de diatomea, que son algas fosilizadas que podemos emplear en todo tipo de plantas y funciona muy bien.

Y para terminar me gustaría animaros a hacer un bonito rincón en el patio colocándolas a diferentes alturas. Incluso combinándolas con helechos, ya que sus cuidados son similares. 

Volveremos la próxima semana con…